Algunos trabajadores estarían dispuestos a renunciar si los obligan a volver al sistema presencial. Preferirían tiempo en familia y evitar largos traslados.
Las empresas están planteando un retorno a la oficina de dos a tres días como máximo, asevera Sandra Cubas.
A medida que las restricciones por el coronavirus se han aligerado, también han surgido desacuerdos en cuanto al modo de vuelta al trabajo. Algunos trabajadores no quieren abandonar el hogar y no están dispuestos a perder las horas que ganaron bajo este formato.
Entre las razones que mencionan los colaboradores para no querer un retorno total a la oficina están el tiempo que perdían en traslado. “En especial en Lima, el tráfico en horas punta puede llegar a sumar fácilmente 2 horas o más”, afirma Eliana Espinoza, consultora y gerente de Coaching de LHH DBM Perú.
“Eso representa 20 horas a la semana, 80 horas al mes y estamos hablando de 1,000 horas al año. Eso es bastante tiempo, que puedes dedicarlo a trabajar más, hacer deporte, desarrollar algún skill, aprender un idioma o simplemente estar con tu familia”, sostiene César Antúnez de Mayolo, profesor de Pacífico Business School.
De hecho, los expertos señalan que otro de los motivos para permanecer en el hogar es el tiempo en familia. “El padre y la madre se han acostumbrado a estar mucho más cerca de los hijos”, dice Antúnez de Mayolo. “Ahora ya hay una rutina que permite, por ejemplo, el almuerzo en familia y pausas pequeñas que ayudan al cuidado de los hijos”, agrega Espinoza.
Incentivos y tiempo deseado
De acuerdo con Sandra Cubas, regional Managing Partner en Cornerstone Group, las empresas están planteando un retorno a la oficina de dos a tres días como máximo. “Es importante compartir con los equipos para desarrollar y generar una cultura organizacional. Adicionalmente, hay muchas habilidades o aprendizajes que se obtienen a través de la presencialidad”, argumenta.
Entre los incentivos que proponen las compañías a sus trabajadores para persuadirlos del retorno están los horarios flexibles, espacios donde se evidencie el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad y horarios de trabajo más cortos (evitando picos de tráfico) o de medios días, según los expertos.
“Algunas empresas podrían optar por alquilar espacios de oficina más cerca de las casas de los trabajadores. Por ejemplo, si la oficina central está en San Isidro y tienes un bolsón de gente que vive en Lima Norte y otro en Lima Sur, la solución podría ser alquilar oficinas para que la gente esté más cerca a su casa”, apunta el profesor de Pacífico Business School.
EL RETORNO
Para Cubas, el retorno a la oficina debe ser gradual y en etapas. La empresa deberá presentar un plan de comunicación en el que se detallen las etapas que tendrá el regreso a lo presencial.
Además, se tendrá que definir quiénes regresarán durante las distintas fases. “Es importante también fijar los espacios y uso de oficinas o salas de reuniones”, añade Cubas.
Este retorno, asimismo, no puede ser una imposición, sino algo que se haga voluntariamente, según Espinoza.
“Estoy seguro de que en el Perú hay una cantidad considerable de trabajadores que están dispuestos a renunciar si los fuerzan a trabajar de forma presencial al 100%, como está pasando en otras partes del mundo. Hay un 30 o 35 por ciento de gente que dice que si la obligan al presencial, simplemente renunciarían, sin tener otro trabajo”, explica Antúnez.
LAS CLAVES
- Temor. Muchas personas, sobre todo población vulnerable, aún sienten miedo de contagiarse en las oficinas.
- Ahorro en dinero. Loncheras, comidas en restaurantes, celebraciones de cumpleaños u otros motivos suman gastos al colaborador.
- Nueva óptica. Trabajar para vivir y no vivir para trabajar solamente.
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